La demencia es el desafío mundial más importante para la salud y la seguridad social en el siglo XXI. En el año 2015 alrededor de 47 millones de personas en el mundo fueron diagnosticadas con demencia y se considera que para el 2050 esta cifra se puede triplicar (1). La demencia ocurre con mayor frecuencia en gente mayor de 65 años. Actuar ahora para prevenir, tratar y atender la demencia es indispensable para mejorar la salud de las personas afectadas por esta condición y sus familiares. Ante este panorama, The Lancet commission se reunió para consolidar estrategias, derivadas de la evidencia y conocimiento más reciente, que nos permitan prevenir, tratar y atender esta condición. Las conclusiones principales fueron las siguientes:
- El número de personas con demencia está en incremento mundialmente aunque la incidencia en algunos países ha disminuido.
- Ambición en la prevención. Se recomienda un tratamiento activo de la hipertensión arterial en personas sin demencia de 45 años o más para reducir la incidencia de la misma. Otras intervenciones para su prevención incluyen: incrementar los niveles educativos en la comunidad, ejercicio o actividad física constante, mantener una vida socialmente activa, reducir o dejar de fumar, tratamiento de la perdida auditiva, prevención y tratamiento de depresión, diabetes y obesidad. Estas medidas por si solas pudieran retardar o prevenir la aparición de demencia en un tercio de los casos.
- Tratar los síntomas cognitivos. Para potenciar la cognición, las personas con enfermedad de Alzheimer o con demencia por cuerpos de Lewy deben ser tratados con inhibidores de la colinesterasa durante todas las fases de la enfermedad ( o memantina para casos severos). Los inhibidores de la colinesterasa no son efectivos en deterioro cognitivo leve.
- Individualizar la atención de la demencia. Una atención óptima de la demencia debe incluir los aspectos médicos, sociales y cuidados especiales. La atención debe estar adaptada a las necesidades, preferencias y prioridades culturales de cada persona, además de incorporar el cuidado y ayuda a los cuidadores y/o familiares.
- Cuidado del cuidador. Los cuidadores tienen un alto riesgo de depresión. Estrategias e intervenciones para prevenir, reducir y tratar la depresión deben ser incorporadas.
- Planifica el futuro. La gente con demencia y sus familiares valoran las discusiones acerca del futuro y las desiciones legales a considerar. El personal médico debe considerar la capacidad del paciente para tomar diferentes desiciones durante el diagnóstico y seguimiento de los casos.
- Proteger a la gente con demencia. La personas afectadas con demencia, y la sociedad en general, requieren protección de los riesgos derivados del deterioro cognitivo como lo son: el descuido personal, vulnerabilidad (o explotación), administración de las finanzas, habilidad para conducir vehículos, o el uso de armas de fuego. La evaluación de los riesgos y el manejo de los mismos en todas las etapas de la enfermedad son esenciales, pero debe ser de una forma balanceada y no atentar contra la autonomía de las personas.
- Manejo de los síntomas neuropsiquiátricos. El manejo de los síntomas neuropsiquiátricos provocados por la demencia (como lo son la agitación, estado de ánimo bajo o la psicosis) es comúnmente psicológico, social y ambiental. El tratamiento farmacológico debe reservarse para las personas con síntomas severos.
- Cuidados Paliativos. Alrededor de una tercera parte de los personas mayores mueren con demencia, por lo tanto es esencial que los profesionales en cuidados paliativos consideren si la persona tiene o no demencia. Debido a que las personas con demencia pueden ser incapaces para tomar desiciones acerca de su cuidado y tratamiento, pudieran no expresar sus necesidades o deseos de forma adecuada.
- Tecnología. Las herramientas tecnológicas tienen el potencial de mejorar la prevención y el manejo de las demencias pero nunca deben sustituir el contacto social.
La gente con demencia vive en nuestras comunidades, como sociedad debemos de aceptarlos, apoyarlos e integrarlos en nuestros espacios. Las políticas de salud publica y de seguridad social deben legislarse para la inclusión de las personas con padecimientos neuropsiquiátricos en general y de la demencia en particular.
Bibliografía:
Para acceder al documento de The Lancet commission haz click en el siguiente enlace:
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