Dr. Manuel Eduardo Cortés Ancona Médico Internista. Jefe de División de Especialidades. Hospital Regional del ISSSTE Elvia Carrilo Puerto, Mérida, Yuc.
Entre los padecimientos crónico-degenerativos que más han sido asociado con el deterioro cognitivo, están la obesidad, la diabetes y la falta de actividad física. La obesidad se define con base en el índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura, acorde con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud, según el índice de masa corporal, (Relación entre el peso en kilogramos y la estatura en metros elevada al cuadrado) como se muestra a continuación en las siguientes tablas:
Obesidad definida con base en el índice de masa corporal y la circunferencia de la cintura, acorde con la clasificación de la Organización Mundial de la Salud.
Peso normal | 25 |
Sobrepeso | 25 – 29.9 |
Obesidad | ≥30 |
Personas mayores | ≥27 |
(En el caso de estatura baja) Hombres < 1.6 y mujeres < 1.5 | ≥25 |
Mujeres | ≥80cm |
Hombres | ≥90cm |
La Encuesta Nacional de Salud 2012 de México (ENSANUT 2012) encontró que entre las personas de 60 a 69 años existía sobrepeso en el 42% de ese grupo de edad, mientras el 28% de personas en esa edad presentaba obesidad. Respecto al perímetro de cintura comparada por sexos se encontró que la prevalencia de obesidad abdominal fue mayor en las mujeres con un 74% respecto a un 69.5% en los hombres. En el adulto mayor, la disminución de la actividad física y los hábitos de ingesta de alimentos favorecen el aumento de la grasa visceral y su acumulación en el músculo, hígado y páncreas con una disminución de la masa magra (músculo). Las condiciones mencionadas se asocian con la diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, dislipidemias (alteraciones en el colesterol y los triglicéridos), cáncer, mala salud física y otros padecimientos que son más frecuentes en ese grupo poblacional. Algunos de los factores asociados a la ganancia de peso es la menor actividad física habitual y la falta de ejercicio. Una de las asociaciones más fuertes es la de la obesidad con la diabetes mellitus tipo 2 debido al agotamiento de las células beta del páncreas que son las productoras de insulina. Hay una evidencia contundente de que la diabetes de inicio tardío y quizá también la de la edad media de la vida se asocia con el incremento de todas las formas de demencia, sobre todo la de tipo vascular.
A partir de los 60 años aumenta el riesgo relativo de la mortalidad y disminuye la supervivencia. Asimismo, se ha establecido que después de los 65 años, al ser mayor el índice de masa corporal se incrementa el riesgo absoluto de mortalidad.
Muchas personas padecen de demencia vascular y de Alzheimer al mismo tiempo. Mientras que no todos los estudios confirman la relación, muchos investigadores han podido demostrar que las personas con diabetes presentan un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer independientemente del riesgo de demencia vascular. La diabetes también aumenta el riesgo de desarrollar daños cognitivos mínimos, considerados una etapa de transición entre los cambios normales de la edad y problemas más serios causados por la enfermedad de Alzheimer. Algunas investigaciones indican que los adultos mayores con riesgo de presentar la enfermedad de Alzheimer, cuando realizan actividad física moderada pueden ayudar a proteger la salud del cerebro y disminuir la retracción del hipocampo, la región del encéfalo que interviene en la memoria y en la orientación espacial que son las afectadas primeramente por esta enfermedad. Si bien todos perderemos algo de volumen del cerebro conforme envejecemos, quienes tienen más riesgo genético de presentar la enfermedad de Alzheimer suelen mostrar una mayor atrofia del hipocampo en edades jóvenes.
La acumulación excesiva de grasa corporal puede reducirse si se mantiene, en todo lo posible, la actividad física pudiendo asimismo proteger contra la neurodegeneración asociada al riesgo de presentar la enfermedad de Alzheimer ya que, con base en lo mencionado antes, el ejercicio podría conservar el volumen del hipocampo y retrasar la disfunción cognitiva y el inicio de los síntomas de demencia.
Referencias:
- Unraveling Alzheimer’s: Making Sense of the Relationship between. Diabetes and Alzheimer’s Disease1. Melissa A. Schilling*. J Alzheimers Dis. 2016; 51(4): 961–977. Published online 2016 Apr 12. Prepublished online 2016 Feb 27. doi: 10.3233/JAD-150980. PMCID: PMC4927856
- Diabetes mellitus and cognitive impairments. Elham Saedi, Mohammad Reza Gheini Firoozeh, Faiz Mohammad, Ali Arami. World J Diabetes. 2016 Sep 15; 7(17): 412–422. Published online 2016 Sep 15. doi: 10.4239/wjd. v7. i17.412. PMCID: PMC5027005
- History of Medically Treated Diabetes and Risk of Alzheimer Disease in a Nationwide Case-Control Study. Anna-Maija Tolppanen, Piia Lavikainen, Alina Solomon, Miia Kivipelto, Matti Uusitupa, Hilkka Soininen, Sirpa Hartikainen. Diabetes Care. 2013 Jul; 36(7): 2015–2019. Published online 2013 Jun 12. doi: 10.2337/dc12-1287. PMCID: PMC3687306.
- Diabetes mellitus and Alzheimer’s disease: shared pathology and treatment? Kawser Akter, Emily A Lanza, Stephen A Martin, Natalie Myronyuk, Melanie Rua, Robert B Raffa. Br J Clin Pharmacol. 2011 Mar; 71(3): 365–376. doi: 10.1111/j.1365-2125.2010. 03830.x. PMCID: PMC3045545
Este texto es reproducido en NeuroMéxico con autorización del editor del libro: Entendiendo el Alzheimer: una guía para el cuidador.
1a Edición OCTUBRE 2017
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ISBN: 978-1-5323-7493-7