Diagnóstico de la enfermedad de Parkinson
El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson de origen genético se basa en la determinación de genes específicos. Los casos de Parkinson esporádico se hace diagnóstico con base en los síntomas del paciente y respuesta sorprendente al tratamiento médico. Hasta el momento no existe ningún estudio de laboratorio o de gabinete que pueda establecer un diagnóstico definitivo, este se puede hacer posterior a una autopsia en esos pacientes que deciden donar sus cerebros de forma altruista a centros de investigación científica . En la mayoría de los pacientes los estudios complementarios, tanto de sangre como de imagen cerebral, se realizan con la finalidad de descartar otros diagnósticos y cuando hay síntomas atípicos para la enfermedad.
Tratamiento
El tratamiento se divide en las terapias enfocadas a mejorar los síntomas motores y las dirigidas a regular los síntomas no motores. En la actualidad, la levodopa es el fármaco de elección en el tratamiento de los síntomas motores, y se considera que todos los pacientes requerirán su uso en algún momento de la enfermedad (John C. Morgan y Susan H. Fox 2016). Debido a que la administración de levodopa se asocia a fenómenos motores como discinesias (movimientos anormales involuntarios) y fluctuaciones motoras (pérdida del efecto de la levodopa), en algunos pacientes, principalmente en quienes tienen menos de 60 años, es posible iniciar el tratamiento con otros medicamentos que ayuden a reducir los síntomas para tratar de prolongar al máximo la introducción de la levodopa. Estos fármacos también pueden emplearse de manera conjunta con levodopa. Estos medicamentos son el pramipexol, la rotigotina, la rasagilina, la selegilina y la amantadina que están disponibles en nuestro país.
El tratamiento de los síntomas no motores es sintomático y de acuerdo a las manifestaciones clínicas del paciente. Este tratamiento incluye terapia farmacológica, terapia de rehabilitación, medidas preventivas higiénico dietéticas y del sueño y prevención de caídas. (Theresa A. Zesiewicz 2016)
Orientación al cuidador primario:
Es importante reconocer que conforme avanza la enfermedad, los pacientes presentan el riesgo de padecer complicaciones asociadas a la enfermedad y a sus síntomas. Estas complicaciones pueden ser: caídas, postración, desnutrición, deterioro de la calidad de vida del paciente y sus cuidadores y aumento en el riesgo de muerte. Con base en lo anterior, es conveniente que cuidadores primarios implementen medidas de prevención para estas situaciones.
Para la prevención de caídas se recomienda las siguientes medidas:
- Colocar pasamanos o barandales en escaleras y baños.
- Eliminar tapetes y bordos en el piso.
- Adecuar la iluminación en casa, de ser posible colocar luces de noche en pasillos.
- Colocar alfombras para evitar resbalarse, vigilando que no exista porciones de tela sueltos.
En cuanto a los requerimientos nutricionales, no existe una dieta especial, pero si hay recomendaciones generales, por ejemplo la administración de levodopa debe ser 1 hora antes o 2 después de la ingesta de alimentos, el consumo de fibra ayuda a reducir el estreñimiento, la comida con mayor cantidad de proteínas es recomendable sea por la tarde, que es cuando menor movilidad requiere el paciente, ya que las proteínas compiten con la absorción adecuada de la levodopa. Por suerte, los demás medicamentos no deben regularse con respecto a los alimentos. Es importante que el paciente obtenga las calorías suficientes de acuerdo a sus requerimientos diarios, considerando que algunas situaciones como la presencia de discinesias severas puede condicionar un requerimiento calórico mayor. En la elaboración de los alimentos es importante considerar que algunos pacientes pueden cursar con problemas para tragar, por lo cual la consistencia del alimento deberá permitir su consumo de manera fácil.
En cuanto a la actividad física, es recomendable que el paciente realice actividad física de manera rutinaria. La actividad física disminuye la presencia de algunas complicaciones como las posturas anormales, estas pueden ocasionar dolor articular en hombros, espalda y cadera. Se sugiere la realización de ejercicios de estiramiento muscular y aeróbicos de bajo impacto como son la natación, realización de caminatas, uso de bicicleta fija, entre otros.
Bibliografía
Alberto Ascherio, Michael A Schwarzschild. 2016. «The epidemiology of Parkinson’s disease: risk factors and prevention.» Lancet Neurol 1257-1272.
John C. Morgan, MD, PhD, y MBChB, MRCP(UK), PhD Susan H. Fox. 2016. «Treating the Motor Symptoms of Parkinson Disease.» Continuum (Minneap Minn 1064-1085.
Mary Ann Thenganatt, MD, y MD Joseph Jankovic. April 2014 Volume 71, Number 4. «Parkinson Disease Subtypes.» JAMA Neurology.
Oksana Suchowersky, MD, Sarah Furtado, MD. 2016. «PARKINSON’S DISEASE: ETIOLOGY AND TREATMENT.» Continuum (Minneap Minn).
Ronald B. Postuma, MD, MSc, Daniela Berg, MD, Matthew Stern, MD, Werner Poewe, MD, C. Warren Olanow, MD, FRCPC, Wolfgang Oertel, MD, Jose Obeso, MD, PhD, Kenneth Marek, MD, Irene Litvan, MD, Anthony E. Lang, OC, MD, FRCPC, Glenda Hallid. s.f. «MDS Clinical Diagnostic Criteria for Parkinson’s Disease.» Movement Disorders, Vol. 30, No. 12, 2015.
Theresa A. Zesiewicz, Robert A. Hauser. 2016. «MEDICAL TREATMENT OF MOTOR AND NONMOTOR FEATURES OF PARKINSON’S DISEASE.» Continuum (Minneap Minn) 1064-1085.