La explicación del fenómeno Yanny/Laurel

Probablemente ya escuchaste el controversial clip de audio que ha estado dando la vuelta en redes sociales, compartido originalmente por Cloe Feldman en su cuenta de Twitter. (Si todavía no lo has escuchado, haz la prueba aquí).  Hay quienes juran escuchar “Yanny” mientras que otras personas escuchan “Laurel”.  Tú, ¿en qué equipo estás?  ¡Resulta que ambos lados del debate tienen razón! Hay tres componentes importantes que nos los explican: diferencias perceptuales, sensoriales y técnicas.


La explicación de este fenómeno tiene que ver con cómo nuestro cerebro recibe la información a través de los sentidos, la percibe y procesa y construye la “realidad”. Sí, leíste bien, aunque cueste creerlo, nuestra percepción de la información que nos rodea (los colores, sabores, olores, ruidos, sensaciones, etc.) no es una representación completamente fidedigna de la realidad. Nuestra percepción está sujeta a interpretaciones que dependen de muchos factores individuales: nuestra edad, nuestro contexto cultural, sexo, y diversos sesgos. Por ejemplo, piensa en una ilusión óptica.

Imagen cortesía de: https://en.wikipedia.org/wiki/Akiyoshi_Kitaoka
Ilusión de las serpientes en rotación, diseñada por Akiyoshi Kitaoka


Con estos juegos nos queda claro que estamos viendo cosas que no están ahí (como sombras, o movimientos, o tres dimensiones) y es un ejemplo claro de cómo el cerebro está procesando cierta información visual para construir una experiencia perceptual que se aleja de la realidad. Y además, nuestro cerebro, muy terco, genera también la sensación de certeza o “realidad” de lo que estamos viendo. La parte racional de saber que es una ilusión visual, y no la realidad, convive con la sensación de qué lo que estamos experimentando es tan auténtica como la hoja de papel o la pantalla de la computadora que podemos tocar.
Controversias como “Yanny/Laurel” o el color de un vestido nos demuestran cómo, a partir de un mismo estímulo auditivo o visual, diferentes personas, o diferentes cerebros, construyen experiencias distintas. En el caso de “Yanny/Laurel” se puede analizar más a fondo el patrón de frecuencias de las ondas de sonido ya que hay múltiples capas: los sonidos con frecuencias más altas (más agudas) se perciben cómo Yanny mientras que los sonidos con frecuencias más bajas (más graves) se perciben como “Laurel”. En este video, Dylan Bennet manipuló con una computadora las frecuencias. Queda claro que al eliminar las frecuencias más altas, es más factible escuchar “Laurel” mientras que al eliminar las frecuencias más bajas, es más factible escuchar “Yanny”.


Así, la probabilidad de cuál de los dos sonidos escuches, dependerá de tu capacidad de detectar sonidos más agudos o más graves, y esto está determinado por diferencias individuales (la anatomía de tu oído, tu nivel de audición, tu entrenamiento musical, tu edad y tu experiencia, por ejemplo). Cada segundo, el cerebro está bombardeado por una cantidad grandísima de información sensorial y simplemente no se da abasto para procesar todos los estímulos. Para poder procesar la información que nos rodea y reaccionar con la rapidez suficiente para sobrevivir, con años y años de evolución fuimos adquiriendo adaptaciones perceptuales y atajos a la hora de procesar un estímulo basado en nuestra experiencia. Generalmente nuestra percepción funciona muy bien, pero a veces, estos atajos tienen como consecuencia que experimentemos ilusiones o que tengamos discrepancias en cómo percibimos un estímulo comparado con los demás.
Un componente importante de estos debates en redes sociales depende también de los aparatos o medios que usamos para reproducir el audio o la imagen. El volumen, tipo, tamaño y calidad de las bocinas o el usar o no audífonos, también tendrán un impacto en qué frecuencias se filtran y cuáles se ejecutan, lo cuál también afecta la probabilidad de escuchar Yanny o Laurel.
Como vimos, hay varios componente de la explicación detrás de esta controversia. Lo que queda muy claro, más allá de las dicotomías entra Yanny y Laurel o el vestido azul y dorado, es cómo estas discusiones nos revelan algunas limitaciones de los mecanismos perceptuales y nos recuerdan cómo, segundo a segundo, nuestro cerebro está construyendo una representación del mundo que nos rodea.
 

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