¿Cómo cambió la educación formal la adolescencia?

Texto de: Lucía Magis Weinberg

Síntesis del artículo original de Carol Worthman y Kathy Trang

 
La adolescencia ha sido distinguida de la niñez y la adultez desde las sociedades preindustriales: no es una invención moderna. Desde entonces, es un periodo caracterizado por diversos marcadores físicos y sociales y que ha sido regulado por los adultos.

La adolescencia en la época preindustrial

En sociedades preindustriales, la entrada a la adolescencia estaba determinada por la pubertad (por ejemplo, con la primera menstruación en las mujeres) y se reconocía con rituales y celebraciones. Estos ritos de iniciación representaban el inicio de una importante transición en todas las esferas sociales.
Si bien no todas las culturas le daban a la adolescencia un nombre especial, siempre se asoció con algún tipo de señal o marca social: peinados, vestidos, tatuajes y adornos. En general, es más común que estas marcas se asocien más con la transición entre niñez y adolescencia, que entre la adolescencia y la adultez.
En las sociedades preindustriales, la vida cotidiana estaba relacionada directamente con actividades de subsistencia. Por ejemplo, no existía por lo general una escuela, o un tiempo destinado a la educación. El aprendizaje era informal, mediante la observación y el trabajar junto con los adultos, desde la infancia, adquiriendo cada vez más obligaciones. En esta época, el matrimonio (o emparejamiento de algún tipo) ocurría temprano, en la adolescencia temprana, pocos años después de la menarquía para las mujeres, y quizá un poco más tarde para los hombres. Con el matrimonio, se consideraba que la adolescencia había llegado a su fin, y empezaba la adultez, aunque algunas sociedades reconocen un proceso de transición: la adultez emergente.

La adolescencia en la época postindustrial

La revolución industrial trajo, entre sus muchas consecuencias, el eventual reconocimiento de los derechos de la niñez, como resultado de la lucha de la sociedad civil en protesta a la explotación de niños y niñas en la industria. Esto fundó las bases para la educación obligatoria universal, que fue implementada en diferentes niveles en diversas sociedades.
Con el paso del tiempo, la mayoría de los y las adolescentes dejaron de participar directamente en subsistencia o producción, y empezaron a pasar periodos del día en educación formal, rodeados de pares (y no trabajando directamente con los adultos). La educación formal es una inversión importante en nuestro capital como especie. Hoy en día la educación es la base de la salud, la capacidad de trabajar y producir, de ganar estatus en nuestro grupo social y de sobrevivir. Los medios modernos de producción necesitan personal con un gran capital educativo para funcionar.
Para implementar las leyes de protección a los y las jóvenes, hubo entonces que establecer una definición de la mayoría de edad que se enfocó en la edad cronológica y no en los marcadores de la pubertad o los rituales de iniciación. Así, los tiempos y definiciones de adolescencia se han vuelto cada vez más homogeneizados y estandarizados, y están estrechamente asociados a la progresión por el sistema educativo, expandiendo los “requisitos” para alcanzar la adultez, es decir un rol independiente en la sociedad. Además, esto ha resultado en que la edad promedio para el matrimonio es ahora mucho después que en las sociedades preindustriales.
En resumen, existía ya en las sociedades preindustriales un reconocimiento de la adolescencia como un periodo de transición que iniciaba con marcadores físicos de la pubertad y terminaba con el matrimonio. Los adolescentes típicamente experimentaban rituales de paso o iniciación y portaban señales externas propias de su etapa. En estas sociedades, los adolescentes participaban en roles de adultos en términos de producción y subsistencia. El paso al matrimonio era bastante rápido, lo cuál acotaba la adolescencia a un periodo más breve que el actual.
Con la revolución industrial y la adopción de educación obligatoria, la adolescencia se reconceptualizó y empezó a acotarse por edad cronológica (más que marcadores puberales), los adolescentes dejaron en gran medida los roles de subsistencia y se abocaron más a la adquisición de destrezas y educación que les permita competir con sus pares para cumplir las demandas del mercado laboral, retrasando así la transición hacia la adultez.


Síntesis del artículo:
Worthman, C. & Trang, K. 2018. Dynamics of body time, social time and life history in adolescence. Nature (554) 451 – 457. 

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