Las neurociencias y las ciencias educativas están íntimamente ligadas, sin embargo su coexistencia no siempre ha sido fácil. Un fuerte grupo de docentes y pedagogos consideran que si bien las neurociencias pueden dilucidar la fisiología y biología molecular del aprendizaje poco pueden hacer para trasladar este conocimiento al salón de clases. Por otra parte, existen grupos que intentan aprovechar hipótesis y hallazgos científicos (mal interpretados) para sostener prácticas pedagógicas de dudosa eficacia y en el extremo de los casos ganar dinero de ellas.
Por lo que la pregunta natural a realizarse es ¿qué es verdadero y qué falso sobre las neurociencias en la educación?
Lo que sí nos dicen las neurociencias:
Alimentación y aprendizaje.
Una adecuada alimentación influye de manera positiva en el aprendizaje. Si bien podría pensarse que es una premisa lógica distintas razones neurofisiológicas son la causa de ello. En primera instancia el cerebro es el mayor órgano consumidor de glucosa, distintos reportes apuntan a que la administración de glucosa previa a una actividad académica puede mejorar la memoria de trabajo y los procesos de atención (1). Sin embargo, una dieta alta en grasas está relacionada a la desensibilización de los receptores de glutamato tipo NMDA, necesarios para generar potenciación a largo plazo (presumiblemente el sustrato molecular de la memoria) (2).
Actividad física y aprendizaje.
Una adecuada actividad física incrementa la eficacia del aprendizaje, los mecanismos neurofisiológicos son complejos y entre ellos encontramos: Mayor liberación de factores neurotróficos (proteínas que favorecen la supervivencia, crecimiento y diferenciación neuronal), incremento en la neurogénesis (producción de nuevas neuronas) y aumento en el la ramificación y crecimiento del neuropilo (axones y dendritas) (2).
El ambiente y el aprendizaje.
Ambientes enriquecidos parecen favorecer un adecuado aprendizaje. Al menos en estudios llevados a cabo en orfanatos se encontró que los niños que carecen de una adecuada atención y tienen menos estimulación cognitiva y afectiva presentan mayor riesgo de presentar déficits importantes en el aprendizaje (entre ellos TDAH)*. Estos déficits son corregidos con la adopción de una familia que subsane las carencias antes mencionadas (2).
El sueño y el aprendizaje.
La relación entre la adecuada higiene del sueño y el mayor rendimiento académico es cada vez más clara. De hecho en un futuro cercano esto podría provocar cambios importantes en políticas públicas en la hora de ingreso a los colegios (la mayor parte de la evidencia científica apunta a un mayor desempeño cuando los estudiantes ingresan más tarde). Por otra parte la contribución de cada fase del sueño se está dilucidando; hasta este momento parece que el sueño no-REM contribuye predominantemente a la consolidación de memorias declarativas mientras que el sueño REM a las memorias no declarativas. En resumen un sueño adecuado influye positivamente en la consolidación, reestructuración y recuperación selectiva de memorias (2).
Los mitos de las neurociencias y la educación.
A pesar de lo anterior, el campo de las neurociencias se encuentra inmerso en una serie de mitos que no tienen fundamento teórico científico. Publicado en el 2014, en la revista Nature Neuroscience Reviews, encontramos un artículo que hace un análisis de los mitos más populares de la neurociencia relacionados a la educación (3).
Entre los mitos, que seguramente han escuchado y los cuales no tienen un fundamento científico encontramos los siguientes:
- Usamos solo el 10% de nuestro cerebro: Falso.
- Los estudiantes sólo aprenden cuando reciben la información en su estilo de aprendizaje de preferencia (escuchándolo, leyéndolo, haciendo movimientos): Falso; si bien hay evidencia que los individuos aprenden mejor cuando se usan varias maneras para explicar/entender un concepto.
- Los niños prestan menos atención después de consumir bebidas azucaradas: Falso.
- Tomar menos de 6 vasos de agua al día puede encoger tu cerebro por deshidratación: Falso.
- Los problemas de aprendizaje relacionados al desarrollo no pueden ser corregidos por la educación: Falso.
- Diferencias entre las dominancias derecha o izquierda del cerebro explican las diferencias individuales en el aprendizaje: Falso, la dominancia ha sido descrita para múltiples funciones cerebrales, pero las evidencias en el proceso de aprendizaje son pobres.
- Programas de “gimnasia cerebral” en los cuales se pretende que activar “botones” en el cuerpo o realizar movimientos determinados activa distintas áreas del cerebro facilitando el aprendizaje: Completamente falso, además de lucrar mediante el uso de pseudociencia.
En resumen a pesar de la gran cantidad de descubrimientos que han realizado las neurociencias sobre los mecanismos del aprendizaje, el alcance que hasta hoy han tenido en el salón de clases es discreto. Por otra parte, en múltiples ocasiones se sobresimplifican y se malinterpretan hallazgos científicos verdaderos para generar noticias en revistas de interés general. La realidad en sí es fascinante y muchas veces no es necesario exagerarla para deslumbrar y ayudar al público.
Alfredo Manzano.
Sinapsis MX
Bibliografía:
(1) Korol DL, Gold PE. Glucose, memory, and aging. Am J Clin Nutr. 1998 Apr;67(4):764S-771S.
(2) Sigman M, Peña M, Goldin AP, Ribeiro S. Neuroscience and education: prime time to build the bridge. Nat Neurosci. 2014 Apr;17(4):497-502.
(3) Howard-Jones PA. Neuroscience and education:myths and messages. Nat Rev Neurosci. 2014
* Los invitamos a ver nuestra clase de TDAH en la siguiente liga: Trastorno por déficit de atención